La señalización de Biblioteca Vigil como Sitio de Memoria en el año 2015, se traduce en un compromiso con el Estado de derecho y respeto irrestricto de los DD.HH. conquistados y por conquistar. Para ello, y retomando las primeras y positivas experiencias realizadas en los años 2014 y 2015 destinadas al público en general, en el 2016 pusimos en marcha un programa de recorridos guiados ampliado a las instituciones educativas, fundamentado desde la pedagogía de la memoria y con el propósito de:

• Transmitir la historia de Biblioteca Vigil a las nuevas generaciones, sin prescripciones canónicas y abiertas a las resignificaciones del presente.
• Situar la experiencia institucional en la historia reciente argentina de forma integral.
• Rescatar y poner en valor el proyecto pedagógico de las escuelas creadas por la entidad, en tanto legado que invita a reflexionar sobre las actuales problemáticas educativas.
• Fortalecer la llegada de estudiantes y graduados de carreras terciarias y universitarias para realizar prácticas pre-profesionales.
• Participar de encuentros y redes de intercambios con otros Sitios y Espacios de Memoria de nuestro país y América Latina.
• Producir nuevos conocimientos debatidos en espacios académicos, así como materiales y contenidos que sirvan a la divulgación del caso.

El recorrido dura aproximadamente dos horas y media comenzando por el corazón de la institución: Alem 3078, el edificio del servicio bibliotecario inaugurado en 1963. En la sala del 2° piso se proyectan imágenes y videos que nos llevan a sus inicios vecinalistas en las décadas del ’40 y ’50, evidenciando las huellas de un barrio obrero por entonces llamado “Tablada y Villa Manuelita”. Entre decenas de libros publicados por “Editorial Biblioteca” dispuestos sobre una larga mesa, esta primera parada ya deja una lección: se trata de una organización popular de características únicas en toda América Latina.

Pasando antes por la sala contigua donde se disponen las revistas y el Archivo, comienza la subida al Observatorio Astronómico en la terraza del 7° piso ubicado en el edificio contiguo. Dentro de la “mítica” cúpula, la importancia de su quehacer científico se narra frente a un telescopio que parece afirmar cada palabra. Pero su testimonio irrefutable es la ausencia de una lente sin igual saqueada en los años de la intervención. La pregunta ¿quién o quiénes se lo robaron? resuena mientras se bajan las mismas escaleras hasta la planta baja del maravilloso teatro.

La visita a la sala despliega la intrínseca magia que tienen los teatros cuando descansan de su vertiginosa actividad. Llegados a este punto, se anuncia la ida a los subsuelos en un tono de voz que tiene su propia densidad, acaso expresando que el siguiente espacio es el que “mejor” encarna los delitos de lesa humanidad que se cometieron durante la última dictadura cívico-militar.

La última estación es bien distinta: el luminoso y colorido hall del sector administrativo, pleno de vida y actividades diarias. Todo lo que queda por explicar se recrea en un espacio de permanente reconstrucción; un momento y lugar que atestigua el logro de un colectivo de memorias que desarmó los olvidos, que lucha por su justicia y transmite una verdad histórica. El recorrido ya ha dejado de ser una experiencia intelectual, pues se siente en el cuerpo y las emociones que disparan el video de cierre, el aplauso compartido y el agradecimiento genuino.

Miles de estudiantes y vecinos/as han llegado en estos años, de todos los puntos de nuestra ciudad y de provincias cercanas, desde Entre Ríos, Buenos Aires y Córdoba. También de Colombia, República Dominicana, México, Brasil, Guatemala e Inglaterra.